Advertencia: este chiste no produce gracia e incluso
puede herir la sensibilidad (política) del lector.
Después de que
el magistrado de la Audiencia Nacional, el juez Pablo Ruz, confirmase en un auto dictado el viernes 24 de
noviembre “la presunta existencia por parte del PP de una cierta corriente
financiera de cobros y pagos continua en el tiempo al margen de la contabilidad
remitida por el partido al Tribunal de cuentas” y que la formación habría
realizado abonos de dinero “con el remanente de capital no contabilizado disponible
en la denominada ‘caja B’”, las Nuevas Generaciones del PP valenciano
tuvieron a bien al día siguiente organizar una acto en la localidad de Alcoy.
En
dicho acto, el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, proclamó que
su partido y sus dirigentes son “tan honrados como
todos”. Con esta declaración de principios, viene a confirmarse la oscura
leyenda (urbana) de que todos los dirigentes del partido popular (incluido su
cuota “femenina”) tienen asignados dos “asesores”, melenudos y con sobrepeso,
que respetuosamente denominan “Sr. Izquierdo” y “Sr. Derecho” (aunque este
último descuelgue un poco más): todo lo que sale de esos asesores es lo que
dicen y hacen públicamente.
Alguien
tendría que decirle a esa brillante mente que su declaración echa por tierra
cualquier vestigio de presunción de inocencia, pues se trata del mismo
argumento del defraudador de hacienda que justifique sus actos porque todos
nosotros, en su situación, también lo hubiéramos hecho. Estas falacias
“peperas” recuerdan a un profesor que, ante una clase de treinta alumnos, llama
la atención a uno de ellos, y este último responde airado que los demás están
hablando, aunque sin ser consciente que “su hablar” se ha convertido en
“gritar”. De nada consuela que acto seguido de la desfachatez de tal afirmación
(que subrayaba que los votantes, los militantes y los dirigentes de su partido
eran “tan ‘honrados’ como todos”, léase “chorizos”), exprese su orgullo porque
su partido es “el único que puede sacar a España de la crisis y que la va a sacar”. ¿A
quién quiere engañar? Evidentemente, esta crisis es una crisis global, pero en
España tiene una consecuencia negativa mayor porque ha derivado en una burbuja
inmobiliaria sin precedentes. El propio González Pons, al recordar en ese acto
los dos años de gobierno del PP, se apresura a afirmar: “Es el
momento de hacer balance o mirar para el futuro”. Pero resulta que una crisis
como la actual se gestó porque un “iluminado” Aznar se le ocurrió la famosa
“Ley del suelo”, que permitía (neo)liberalizar los terrenos a la especulación
urbanística y a la corrupción política. Las burbujas (como pompas de jabón),
hasta que explotan, son bonitas y generan (falso) optimismo, si no euforia. Esa
herencia recibió Zapatero de Aznar y, con una incompetencia y falta de
previsión que le pasó factura, se limitó en materia económica (olvidándose de
las dos letras central de las siglas de su partido) a no hacer nada, por
aquella máxima “lo que funciona mejor no meneallo”.
Señor
González Pons, sí que hay que mirar al pasado, porque al final confunden “hacer
ilusionar a la gente” con “hacer a la gente que sea ilusa”. Con frases (y verdades)
como “tan honrados como todos” están revelando que el sistema y democracia
actuales son una verdadera porquería. ¿Será que ahora la más que presunta
“financiación irregular” de su partido (y la de todos los partidos, si obtienen
cotas de poder) ya es constitucional? Todo para ellos tiene solución: los
delitos prescriben en el tiempo o, si no, se inventarán una nueva Ley orgánica
de financiación de partidos políticos, que apuntale la maltrecha Carta Magna, y
que declare sin límite (e incluso deducción fiscal) las “generosas” donaciones:
automáticamente, los “regalos” y sobornos en la llamada “trama Gürtel” pasarán
a estar dentro de la más estricta legalidad.
Visto
lo visto, se ha tener mucha reserva con otras perlas entresacadas del discurso
de González Pons y que darían para sendos chistes y reflexiones, y es que al
político profesional se le calienta la boca en un mitin, en una tertulia o
similar: “Ha pasado lo peor, aún quedan reformas, pero estamos en condiciones de afirmar
que juntos vamos a salir de la crisis”, “Hace dos años, 11
millones de españoles nos pidieron que quitáramos a ZP y sacáramos a España de la crisis.
Lo primero lo hicimos rápido, lo segundo nos está costando más, pero lo vamos a
conseguir" o “Nos encontramos un país literalmente arruinado. Pero
ahora estamos en condiciones de decir que España de esta sale, y antes de que acabe la legislatura volveremos a
crecer, a crear empleo y volveremos a bajar los impuestos”.
Cuidadín, cuidadín: lo de la llamada “caja B” es una simple metáfora de la
“doble moral” de la clase política.