Entre las “estatuas” de las Rambles de
Barcelona destacó durante varios años un joven desastrosamente disfrazado que a
duras penas aguantaba la exigencia del estatismo de su “profesión”. Con una
ortografía igualmente descuidada, de rasgos infantiles y lleno de faltas de
ortografía, se podía “leer” un cartel que decía: “ALLUDA PORFABOR SOI DIMINUIDO
SIQICO”.
Alguien había soltado el rumor de que
era tan “disminuido psíquico” que no entendía ni el valor del dinero, que si
una persona le ofrecía escoger entre dos monedas siempre se quedaba con la de
menor valor económico.
Por aquellas casualidades de la vida,
disponía de dos monedas: una de un euro y otra de dos. Hice la prueba: le
ofrecí las dos monedas y le pedí que se quedara con una de ellas. Escogió la de
un euro.
Me fui a Plaça Catalunya y denuncié al
estafador, principalmente por burla y mal actor. La policía descubrió que el
timador no actuaba solo sino con un cómplice, que se quiso pasar de listo. ¿Por qué estuve tan seguro de ello?
Respuesta: Me llamó mucho
la atención el hecho de que siempre escogiese la moneda de menor valor. Hagan
la prueba con un niño que no sepa el valor de las monedas y pídanle de escoger
entre una moneda de 50 céntimos y una de un euro. La de cincuenta céntimos es
mayor (en tamaño) y bastante más llamativa, pero en el resto de casos es todo
lo contrario. Lo sistemático de su elección me puso en guardia y comprobar que
céntimo a céntimo se pueden amasar verdaderas fortunas.