British slang (02)
Las feministas (o en general
cualquier persona en contra de la discriminación de sexos, porque siempre las
mujeres se llevan la peor parte) deberían denunciar la popularísima expresión “How’s it hanging?” (que suele entenderse
como nuestro “¿Qué tal?”), que demuestra que son los hombres (los varones)
quienes crean el vocabulario, porque la normalidad para la psicología masculina
parece descansar en sus genitales, en “lo que cuelga”.
Los poetas clásicos acuñaron
la metáfora de “perlas” para referirse a los ‘dientes de la amada’. Hoy se
puede escuchar en la calle, la palabra ivories
(lit. ‘marfiles’) con el significado de ‘piños’.
Resulta gracioso que
nuestras expresiones “empanada mental” o “la picha un lío” tengan su
correspondencia con mental constipation. Ya
asimilamos en el tiempo la expresión idiot
box, que era nuestra “caja tonta” (‘televisión o televisor’).
Me llama
la atención también que nombres propios de persona acaben convirtiéndose en
nombres comunes. Johnny (diminutivo
de John) viene a denominar lo que
nosotros llamaríamos coloquialmente como “condón” o, más vulgarmente, “goma”;
valga este ejemplo: una chica rehúsa relaciones sexuales con esta expresión, No johnny, no action (en castellano
quedaría más poético: «Si no hay “juanito”, aquí no mojará tu pito»). Será que
he jugado con los libros de “¿Dónde está Wally?” a buscar al curioso personaje;
pero, ¡cuidado!, hoy en día este nombre viene a connotar los sentidos de
‘mamaracho, tontolaba, imbécil,
gil…’.
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