Elogio de la incultura
El Congreso de los Diputados de España aprobó (para burla, escarnio y
vergüenza ajena en el resto de países europeos) la ley que eleva las corridas
de toros a la categoría de “Patrimonio Cultural” (en términos más precisos,
“bien de interés cultural”).
Ahora hay que proponer que dicha denominación y tratamiento se haga
extensible a las películas de Quentin Tarantino y a la matanza del cerdo,
manifestación “artística” esta última también muy “española”, pues no la practican
ni disfrutan visualmente los musulmanes, los judíos o los vegetarianos.
El diputado del PP Juan Manuel Albendea, presidente de la Comisión de
Cultura del Congreso, defendió que las corridas tenían que ser declaradas, como
ya se dijo, “bien de interés cultural” argumentando que los toros “sienten
placer cuando los matan”. O su Señoría es un descerebrado, un sadomasoquista o
se equivocó con la palabra “corrida”.
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