Jorge M. Reverte (Escritores)
Me gustan las contraportadas de los periódicos mucho más que la propia
portada. La contraportada de La
Vanguardia incluye la sección de “La contra”, que suele ser una entrevista
de personalidad muy interesante. La contraportada de El País convierte la entrevista en un artículo y, a veces, el
personaje entrevistado lo es por una noticia protagonizada o por su opinión
respecto a unos hechos; pero este diario añade una breve sección de opinión
(que bien podríamos llamar “columna”, aunque se disponga en cuatro y una
orientación apaisada del texto y no vertical). Este espacio privilegiado se
reserva a escritores consagrados, que últimamente son los únicos que en esta
crisis generalizada de valores que vivimos se atreven a denunciarlo todo, sin
censura ni reservas. Tengo escritores favoritos (y no solo por su literatura,
además de por su opininiones) y destaco la triada de Manuel Rivas, Juan José
Millás y Almudena Grandes (aunque no sé si en este orden). A Rosa Montero la he
leído menos, pero me quito el sombrero (si lo tuviera). A Manuel Vicent, los
domingos, sé que le reservan una columna tipográfica. De los escritores
“descubiertos” destaco las figuras de Leila Guerrero y Jorge M. Reverte. Me
enamoran las “crónicas” de la escritora argentina porque su visión resulta
enriquecedora y distinta, llena de sensibilidad. A Jorge M. Reverte le profeso
profunda admiración, aunque quiero permitirme un cariñoso “tirón de orejas”
metafórico” por dos artículos recientes.
De Jorge M. Reverte sabemos que nació en Madrid en 1948, y que su trayectoria
literaria de calidad no deja margen de duda. La “M.” es el apellido paterno
“Martínez”, del periodista Javier Martínez Tessier. De hecho, Jorge posee un
hermano, también escritor y periodista: Javier Reverte (1944), que optó por borrar
el “Martinez” de su nombre, aunque Jorge parece camuflar el popular apellido
por una M mayúscula (a modo de Fernando S. Llobera, hijo del famoso diplomático
y escritor Fernando Schwartz).
Reproduzco literalmente el párrafo inicial del artículo de opinión,
aparecido el jueves 24 de abril de 2014:
“¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita?”. Es una de las frases
más recordadas en la literatura de Mario Vargas Llosa, el más grande de los que
quedan vivos de los escritores latinoamericanos de los siglos XX y XXI. Han
quedado por el camino otros como Octavio Paz, Jorge Luis Borges, José Saramago
<sic>, Guillermo Cabrera
Infante, Julio Cortázar y, ahora, Gabriel García Márquez.
Con el <sic> llamo la
atención de lo que entiendo como grave ¿error? por parte del escritor Jorge M.
Reverte. A mi modesto entender, no se trata de un simple error, sino de uno
grave, que puede incluso considerarse con plena intención maliciosa. ¿Desde
cuándo José Saramago es un escritor latinoamericano? Hasta la Geografía se
muestra como una disciplina ideológica. Que yo sepa, José Saramago era
portugués (de Portugal) y en portugués escribió su fantástica obra, que le hizo
merecedora de un Premio Nobel. Hay gente que prefiere el término
“latinoamericano” frente a “hispanoamericano”, porque así se aglutina toda la
cultura brasileña, de lengua portuguesa, en frente activo a lo “americano” (de
EEUU de América, que hasta robaron el nombre de todo un continente). No, no y
no. Saramago no era “latinoamericano” y tampoco se le puede considerar español,
por mucho que su traductora a la lengua de Cervantes fuera su esposa y por
mucho que viviera sus últimos años en la isla de Lanzarote (Canarias).
Con este “error”, el resto de su artículo me resultó vergonzoso. Uno
aprovecha la necrológica de Gabriel García Márquez porque en realidad quiere
arremeter contra la figura de Fidel Castro. ¡Como si la amistad con el
“liberador que se trocó en tirano” reste un mínimo de calidad a la obra genial
del autor de Cien Años de Soledad!
Guillermo Cabrera Infante tuvo, por el contrario, “problemas” con el castrismo,
pero ahí está su literatura por encima de la ideología. El “latinoamericano”
Jorge Luis Borges (que pudo haber escrito su obra en inglés, como el mayor de
los escritores “latinoamericanos” portugueses de todos los tiempos, Fernando Pessoa)
no creo que sea sospechoso de procastrista, pero su obra triunfó y triunfará
siempre. Por desgracia, las ideas políticas de los escritores tienen sus
consecuencia en lo “extraliterario”: así, por decirlo amablemente, las ideas
excesivamente conservadoras o unas declaraciones excesivamente sinceras y desafortunadas
de Borges le vetaron el Premio Nobel, y, sin embargo, el “defensor de la
libertad” Mario Vargas Llosa ha sido condecorado con tal magno galardón. ¡Que
dura diatriba la de comparar la calidad moral o personal de un escritor con su
calidad literaria! Otro “latinoamericano” de prestigio, que también obtuvo el
premio Nobel, gallego de origen, pero formado en Madrid, Camilo José Cela, en
fecha de 30 de marzo de 1938 (II Año Triunfal), desde la Coruña, a sus 21 años,
redactó, con las mismas manos que posteriormente escribieron La Colmena, una instancia dirigida al
Comisario General, en que solicitaba ingresar en el Cuerpo de Investigación y
Vigilancia y ser destinado a Madrid ofreciendo sus servicios de delator. Como
persona, literariamente “escupiría sobre su tumba”, pero, como lector, no dejo
de admirar, incluso hoy en día, su rica y variada obra literaria, más allá de
la “leyenda urbana” de que en realidad disponía de un equipo de escritores
“negros” que escribían su prolífica producción literaria, más allá de la
acusación de plagio de una sus novelas y aunque esté bastante convencido de que
su obra La familia de Pascual Duarte (1942),
que supuso su primer gran éxito y que inauguró toda una corriente estilística,
el “tremendismo”, pudo publicarse en España, porque precisamente él era censor
literario, a la mayor gloria del Caudillo de España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario